Y la
vida muestra su inteligencia
al
dotarnos de un reloj biológico
el reloj circadiano que sin parar
va marcando
el ritmo de la vida
llama
a sus fuerzas inmanentes
para
que la vayan construyendo
¡prodigio para que la vida viva!
Y de latido en
latido sonando sus tic tac
construyéndonos
llegamos a cuerpo y alma
¡somos hermanos de todos los seres vivos
también de toda la existencia inanimada! y
¡cantamos en el canto de las estaciones y en
el estallido expansivo de los cuerpos celestes!
Así se expresa la
existencia solo para ser vivida
pero ¡qué horrendo crimen cuando rompemos
los equilibrios que custodia el reloj circadiano!
y que el pájaro petirrojo denuncia cada mañana
Y en este tiempo de
terribles realidades
oculto entre coletazos de
vientos en veranos
o entre los crujidos
quejumbrosos de los hombres
o entre los días que
amanecen vistiendo penumbras o
en las sombras de techos
bajo un duro sol de mediodía
el misterio del andar de un
inaudible reloj sepulturero
marcando el transitar de las
lentas horas de la vida
obligada a cargar el
equipaje de la sobrevivencia y
ella que se dice
que venimos a vivirla existe truncada
¡qué asombro de la misma vida que aún en pleno sol
siente su existencia sorprendida en trozos esparcidos!
Y es cuando mis seres queridos
después de vivir en su
morada
físicamente y sólo
físicamente
en trágicos ayeres se
trasmutan
en mis “muertos queridos” y se revive
aquel dolor más que por la
muerte en sí por
la duración de aquel largo
sufrir existiendo
Y mis madres ¡cómo resistieron qué aguante para vivir!
sin embargo nunca jamás
dejaron esperando a la risa
reían en cualquier ocasión
musitaban sus canciones
un vivir siempre aromado con la chispa de la alegría
y la abuela Ana pura dulzura prolongando su vida
bajo la mirada del recio abuelo Eustacio y unidos
en amor nunca transigían
ante las duras vicisitudes
y mi madre Carmen Susana atizando su fogón vivo
igual que su amor en aquel
duro trabajo sólo para
sostener su difícil vida y la
crianza de sus hijos
y mamá Andrea tan alegre como ver un manantial
ahuyentando las acechanzas
que cercaban la vida
pariendo a sus hijos como
quien reparte alegrías
y otras mis madres labrando surcos de vidas
constante esquivando la
inmisericorde muerte
Pero ellas no querían morir
solo querían vivir
seguir siendo madres hasta lo
finito de la vida
sus amores imperturbables
amando a los hijos
pero este querer a estas
madres les fue truncado
¡qué saña la de esta muerte violenta contra la vida!
pero en el invidente mundo
espiritual siguen viviendo
y continúan dándonos sus
divinas gracias de amor
Y otros predios de la misma
muerte
pero dejando la misma
huella del dolor
Inés María Franco la inolvidable hermana que
alegre juntos encendíamos
nuestras travesuras
jugando a la imaginación de cómo vivir la vida
pero incomprensible en aquel
ayer no la vi más
Cecilia “Chila” Blanco una flor de
baile
abriendo en las madrugadas
de mi alma
como los pulsos de sus
anhelos de vivir
y aquella noche ayer que aún siento
ya apagado su cuerpo contemplé
y ambas anidaron sus almas
en la mía
Y Carlos Eduardo inolvidable hijo que me
llega cada vez que oigo el musical
del mar
con su sonrisa siempre
fresca ¿cómo fue
posible tu muerte si tanto querías vivir? y ahora
¿qué hacer con aquellos tus proyectos de vida?
y hermano Octavio Raimundo aún siento
tu sangre fresca
empapándome el alma
¡cómo pudo ocurrirte tan trágico ayer
si aún te veo alegre bailando tu trompo!
¡qué tiempos padecemos truncándose la vida!
pero ambos puedo verlos surcando el
Mar Caribe
Muerte que intempestiva asoma
ofreciendo sepulturas que nadie
quieren
¡reloj sepulturero detén tu máquina!
¡detén la mano asesina de tu sociedad!
pero contrariando tu
mecanismo infernal
mis seres queridos continúan manando
sus pálpitos cálidos
nutriendo a los míos
Y otras velas izadas
destilando en dolor
aquellos que empiezan simples
amigos y
por amor terminan en fieles
hermanos
revivo la siempre viva
imagen de Raúl Laya
o de Julio Carrero o “negro” Héctor Santoya
o Alonso Briceño o Federico Gómez Sandoval
querían vivir pero aquel momento
los truncó
y murieron en ayeres aún
sonando sus pasos
¡hasta cuándo reloj sepulturero marca sepulcros!
pero sus abrazos de
hermanos continúan vivos
Y obstinado el signo de la
muerte de este tiempo
implacable segando la
libertad de ejercer la vida y
consagrando la actual
sociedad en sociedad asesina
¡qué honda huella abres en el sensible mundo interior!
¡Para ya reloj sepulturero despellejando mi alma!
pero contra tus designios una brújula interior nos
guía en medio de la selva
violenta de este tiempo
Y cada muerte va arrancando
una parte sustancial
de la vida que nos da la
naturaleza queriendo impedir
la construcción del puesto cósmico en el lugar cósmico
y todo lo que nos rodea
pareciera existir enmudecido
como si la vida no tuviera nada
que ver con otra vida
¡qué misterio como manto lúgubre cubre este tiempo!
y el universo contemplativo
sólo frunce su entrecejo
solo oír lejano el tic tac de nuestro reloj circadiano
en su tarea titánica de
preservarnos cuerpo y alma
¡oh simiente de hierba perpetuándote en tu ciclo
dinos cómo haces para seguir siendo hierba!
¡enséñanos cómo tú recreas incesante tu vida!
!Oh poeta Walt Witman cuánta razón tienes
de cantarle en tu poema “Hojas de hierba”!
Pero el reloj sepulturero no
sabe de compasión
¿quién lo puso andar en cacería de nuestros pasos?
y frente al azul horizonte
húmedo de mis ojos
el hoy persiste en ayeres
que me duelen porque
hermosos cuerpos caen y se siente
su vital sangre
derramada por una represión
de voraz apetito
perpetuando la saña
criminal de esta sociedad
como hoy con más de cien
asesinatos recientes
cuyos rostros nos cuentan
la ruptura de sus vidas
aparte de los que cada
semana caen por el hampa
¡muerte a la vida! voz eco hasta en los callejones
para mantener este Poder
que enriquece sus élites
Y muerte fundando cementerios ¡dinos!
por qué te conviertes en parte irracional de la vida
¿cuándo serás sólo para cumplir el ciclo de la vida?
y ser como esa hierba que
sólo perpetúa su vida
Y en mi revivo a mi madre practicando su religión
¡revivir en el amor a los muertos queridos y en la
vida cotidiana cultivar ese amor para que los
seres queridos puedan disfrutar una larga vida!
y hoy la prolongo abriendo
resquicios de luces
por donde asumo su religión como la mía bajo la
sinfonía de los sones tic tac de mi reloj circadiano